Autora: Liz Bourgogne
Ediciones Camelot América
Reseña escrita por: Guillermo Mendoza Saes
(La reseña no ha sido modificada por las colaboradoras de esta página).
El lenguaje de la novela, sin caer en lo abigarrado, sí es muy elegante y hasta aristocrático. Con el uso constante de recursos como el símil, la metáfora y hasta la paradoja, la autora nos narra la historia de una manera deliciosa y refinada, a través de un lenguaje claro y sencillo, un registro lingüístico natural, pero sin duda, sofisticado y fiel a los cánones estéticos. Su sintaxis, la puntuación, y hasta las letras cursivas, resultan en la construcción sólida de la novela «La eterna devoción», ya presentada en diversas Ferias del libro de todo el país, como la FIL de Querétaro o la de Guadalajara.
El relato en primera persona le da velocidad a su narrativa. Liz aprovecha con éxito las ventajas de este tipo de narrador y desdeña sus desventajas, esquivándolas con gran tino. El sustento de la técnica narrativa y el eficiente y oportuno uso de las figuras retóricas más bellas y accesibles, también para el «lector de a pie», que nunca se debe olvidar.
Hay equilibrio entre tono y registro lingüístico, eficiente manejo de tiempos. Ante la realidad dual, Liz construye paradojas iguales a una ecuación matemática, pero que al final del día, son paradojas perdidas en su interesante cotidianidad. Los diálogos y sus acotaciones cortas y puntuales, denotan una maestría que delata los estudios de teatro y cine. La construcción de escenas es sólida, lo mismo que las adecuadas descripciones románticas. Descripciones hermosas y acordes siempre al tono y atmósfera reinantes.
Si le rascas más a la tierra de su cálida tumba, encuentras un delicado y muy fino humor negro, casi sin necesidad de adjetivos. La tensión narrativa también está manejada de una manera profesional y equilibrada, los indicios son discretos, pero oportunos. Sus monólogos interiores no frenan forzosamente la velocidad narrativa, sino que se empatan en un mismo flujo de acontecimientos por dentro y por fuera.
La protagonista está muy bien construida, su personalidad, origen, actualidad y pronósticos, bien empatados. Siania sufre como cualquier personaje romántico, por la imposibilidad de lograr «el amor eterno»; el de la pluma, sufre con ella. Siania está atormentada por morder la manzana del conocimiento. Ella, igual que Liz, observa una actitud ensayística ante la vida y avanza a través de los malos consejos de la duda filosófica, justa y blasfema. La continuidad de ideas amenaza con no dejarte dormir hasta acabar el libro.
Y aquí os dejamos los sitios de contacto que nos ha facilitado su autora:
Redes sociales
Facebook: La eterna devoción – Novela / @LizBourgogne
Correo electrónico: liz.bourgogne@gmail.com
Compra en línea:
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